Cuauhtemotzin: «Con la fuerza, bravura y resistencia del Pueblo del Sol, se mantuviera vivo nuestro fuego y que se continuara luchando al amparo de nuestro destino…»
Carlos Slim: «Trabajemos todos juntos para tener un Centro Histórico vivo, restaurado, seguro, limpio, activo, con una sustancial mejora socio-económica de sus residentes, para que no sólo estemos orgullosos de nuestro pasado, sino, sobre todo, de nuestro futuro”.
Ciudad de Mexico, como ya ha sucedido en otras grandes ciudades globales, está viviendo su propio proceso de gentrificación: la sustitución de la clase habitante de los barrios populares por clase media-alta. Hay varias formas de ejercer esta ofensiva, pero casi siempre pasan por una degradación del lugar permitida por las autoridades y una «recuperación» a partir de iniciativas privadas, también autorizada. La gentrificación genera dos fuerzas, la centrífugua que expulsa a los antiguos moradores del barrio hacia la periferia y la centrípeta, que atrae al centro a clases economicamente más dotadas. El resultado de estas fuerzas son barrios similares que, despojados de su personalidad, se convierten en no-lugares globales.
En el centro de la ciudad, de los distintos barrios que lo conforman, el Centro Histórico esta viviendo aceleradamente este proceso. Carlos Slim, una de las dos personas más ricas del mundo, ha comprado gran cantidad de inmuebles y a través de la Fundación del Centro Histórico propone el «rescate del Centro Histórico de la Ciudad de México». Hay vecinos que no quieren pagar semejante rescate, el debate ha empezado, aunque las inmobiliarias lo hicieron antes.
Pero hay una aldea que resiste ahora y siempre al invasor: Tepito, junto a la Merced y la Lagunilla son los barrios del centro que se resisten a ese proceso. Los irreductibles del barrio bravo saben que hay por lo menos tres formas de resistencia al invasor.
La mística y mítica: desde Cuauhtemoc que murió atrapado por los españoles en lo que ahora es Tepito -preconizando el destino de sus habitantes- hasta el amedrentador, para el profano, culto a la Santa Muerte.
La cultural: el barrio sigue siendo uno de los ya escasos barrios populares del centro de la ciudad cuyas particularidades has sido objeto de estudio internacional por diversas clases de investigadores sociales, cineastas y artistas.
La económica: tradicionalmente comerciantes, sus habitantes, generadores de su propio empleo, han sabido moldearse a los distintos ciclos económicos y ganarse su independencia económica; del baratillo al Tepito global que importa containers de China.
Estos poderes, dosificados y combinados en la gran caldera que es la vecindad, les han dotado de una gran conciencia e identidad en convivencia no siempre armónica, pero unida ante el invasor. Tepito forma parte del perimetro B del centro de la ciudad y sabe que el terreno que ocupa su aldea es codiciada por los romanos.
El documental ¿De quién es el centro? de Boris Gilsdorff, Steffen Mayer, Raphael Schapira expone el antes y el después del 12 de octubre de 2007, fecha en que el perímetro A es “liberado” de vendedores ambulantes. Tras pactar el desalojo, algunos grupos de vendedores se retiran hacia las plazas comerciales que les ofrece el GDF, o en su defecto, hacia nuevas zonas de ocupación informal.