¿DE DÓNDE VIENEN LAS FALSIFICACIONES? ASÍ SON LAS RUTAS MUNDIALES DE LOS PRODUCTOS DE IMITACIÓN
Un estudio de la OCDE y la UE analiza las rutas del tráfico de falsificaciones y destaca la creciente importancia del correo para distribuir bienes piratas
EL PAÍS, Javier Salvatierra 22/05/2017
¿De dónde vienen los productos falsificados? ¿Quién los produce? ¿Por dónde pasan en su camino hacia el destinatario final? A estas preguntas trata de dar respuesta un informe elaborado conjuntamente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO, por sus siglas en inglés) que se publica hoy y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Según las conclusiones del estudio, China es el principal país productor de productos falsificados y pirateados, que se venden en todo el mundo, mientras que Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos y Singapur se destacan como los países donde estos productos hacen escala antes de llegar al consumidor. El informe llama la atención también sobre la creciente importancia de los envíos postales y del comercio electrónico en el proceso de mercadeo de las falsificaciones.
El informe quiere dar una nueva vuelta de tuerca a otro publicado el año pasado por ambos organismos en el que se analizaba el impacto económico del tráfico de falsificaciones y productos pirateados. En dicho estudio, en el que se usaron datos de incautaciones en aduanas de todo el mundo, se concluía que el comercio de productos falsos ascendió en 2013 a 461.000 millones de dólares (413.500 millones de euros), el equivalente al 2,5% del comercio total global. En el caso de la UE, el porcentaje ascendía al 5%. China y Hong Kong fueron identificados como el país de procedencia del 80% de los productos intervenidos por las autoridades.
Ahora, los dos organismos seleccionan una gama de los productos más falsificados o pirateados, distribuidos en 10 categorías, que representan un 63% del valor total de las falsificaciones: productos alimenticios, farmacéuticos, perfumería y cosméticos, artículos de cuero y bolsos, ropa y tejidos, calzado, joyería, equipamiento electrónico y eléctrico, aparatos ópticos, fotográficos y médicos y juguetes. Además, desarrollan el concepto «país de procedencia», que no distinguía países productores de países de tránsito. Aunque admite «limitaciones» por cuanto es muy difícil saber realmente dónde se producen los bienes falsificados –los criminales no suelen dar datos de sus actividades-, el estudio diferencia países productores y de tránsito cruzando los datos de «países de procedencia» del estudio de 2016 con datos sobre su capacidad industrial –si es capaz de fabricar productos legítimos, también puede hacerlo con los falsos- y sobre sus reexportaciones –si es punto de tránsito de productos legítimos, también puede serlo de falsificaciones.
China, principal productor
Con esta metodología, los autores del informe concluyen que China es el país donde se producen la mayor parte de productos falsificados del mundo. De hecho, el gigante asiático es el mayor productor de nueve de las 10 categorías de bienes, exceptuando solo la de productos farmacéuticos, que lidera India. Además, el informe destaca también que estos productos farmacéuticos tuvieron como destino principal países del África subsahariana, mientras que los países desarrollados fueron el destino principal de los productos electrónicos.
Turquía sale mal parada del informe. Aunque no es el país productor líder en ninguna categoría, aparece en los primeros puestos en varias de ellas, por lo que es calificada como un «productor relativamente importante», sobre todo de artículos de cuero, alimentos y cosméticos, que distribuye a la UE por carretera.
En cuanto a los puntos de tránsito, un simple vistazo al mapa adjunto da una idea cabal de por dónde se mueven los productos falsificados. Básicamente, se producen en Asia (China, India, Tailandia…) y viajan hacia occidente haciendo parada en puertos como Hong Kong, Macao o Singapur y países del este de Europa (Ucrania, Albania), del norte de África (Marruecos, Egipto) y de Oriente Medio (Emiratos Árabes, Kuwait, Arabia Saudí o Yemen). Panamá destaca como escala en el tráfico hacía EE UU. Algunos de ellos son países de «Gobiernos débiles o con fuerte presencia del crimen organizado». Estos puntos de tránsito son esenciales para ocultar el origen ilícito de los productos porque en ellos, además de albergar auténticos centros de distribución ilícita, se llevan a cabo falsificaciones de documentos, reetiquetados, reempaquetados o redistribuciones en contenedores con cargamento legales. El informe señala que las «organizaciones criminales» juegan un papel muy relevante en el tráfico de falsificaciones, «identificando rápidamente los puntos débiles» para burlar a las autoridades.
El problema de los envíos por correo
Entre los métodos que tienen las mafias para engañar a los servicios aduaneros, el informe señala el crecimiento de los envíos postales para distribuir los productos falsificados. Del total de intercepciones de productos falsificados entre 2011 y 2013, el 62% fueron envíos postales. Hong Kong, Singapur y Emiratos Árabes Unidos son señalados como puntos de tránsito donde los productos falsificados son reempaquetados desde grandes contenedores a pequeños envíos postales. Para los autores, estos envíos por correo reflejan «los cada vez más reducidos costes de los envíos postales y la creciente importancia de internet y del comercio electrónico en el comercio internacional», también el de bienes falsificados.
Para mejorar la eficacia de la lucha contra el tráfico de productos falsos, el documento recomienda analizar más en profundidad el problema de los pequeños envíos postales y el papel de las «zonas de libre comercio» establecidas por muchos países para estimular el comercio. Estas zonas francas, en países de tránsito, acaban por convertirse en paraísos fuera del alcance de las autoridades aduaneras que son usadas por los traficantes para «ocultar el origen de los cargamentos», manejar «impunemente» (reetiquetar, reempaquetar o redistribuir) los bienes falsificados y establecer empresas en un marco legal benigno para «apoyar sus operaciones ilegales».
FALSA ROPA DE MARCA PARA POBRES POR MANDATO JUDICIAL
Una juez ordena donar un alijo a una entidad benéfica.
Adidas y Hugo Boss pleitean para que imitaciones con sus logos no vayan a una ONG
EL PAÍS, Maribel Marín / José Precedo Madrid 26/12/2014
La ropa falsificada será producto de un delito cometido por mafias organizadas, pero puede tener un destino mucho más útil que la hoguera. Así lo ha entendido la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo, Ana María Lorenzo Carou que —en contra de la voluntad de varias marcas afectadas— ha ordenado entregar a una orden benéfica que atiende a indigentes decenas de sudaderas y otras prendas comercializadas por Internet e incautadas a dos hombres de Vigo. Eso sí, esta ONG está obligada a eliminar los logotipos de la ropa incautada con tinta indeleble.
Las víctimas de las actividades delictivas de estos empresarios piratas, que han sido condenados a pagar tres indemnizaciones de 4.000 euros por haber comercializado productos falsificados, son Adidas, Hugo Boss y Bikkembergs. Y los beneficiarios, los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Vigo, una orden que viste y da de comer a alrededor de 200 personas en exclusión social o a punto de caer en ella. “Entendemos la preocupación de estas empresas porque las prendas puedan volver al mercado ilegal, pero agradecemos que gente como esta jueza valore nuestra labor”, dice José Luis Delgado, director de la organización benéfica. “Ninguna prenda va a salir con la etiqueta. Ese es nuestro compromiso”.
La ley de marcas de 2001 prevé “la destrucción o cesión con fines humanitarios, si fuere posible” de productos ilícitamente identificados con una marca, igual que la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Pero generalmente se opta por su destrucción. Ocurre, pero no es lo más usual que la justicia opte por un destino benéfico. La magistrada de Vigo lo decidió así el 14 de noviembre “dado el ínfimo valor” de las prendas intervenidas, y dado que “su realización por otro medio sería antieconómica”.
Las marcas se opusieron por temor a ver de nuevo estos productos decomisados en mercadillos atentando contra el derecho a la propiedad intelectual, así que cinco días después presentaron un recurso. Reclamaron “la inmediata destrucción de las prendas y productos intervenidos en la causa”. No les bastaba con la eliminación de los logos de marca. “Basta con observar los productos incautados para concluir que resulta imposible la eliminación de dichos signos distintivos sin afectar, o más bien destruir dichos productos”, alegaron sus abogados. “La práctica”, añadieron, ha demostrado además “que lamentablemente en aquellas ocasiones en que los productos falsificados han sido entregados con fines humanitarios sin que previamente se hubiesen eliminado los logotipos, dichos productos ilícitos han vuelto al mercado como consecuencia del aprovechamiento que ciertos individuos han hecho de la buena voluntad de las instituciones benéficas”. La juez, siguiendo un informe del fiscal, rechazó su petición.
“No es que nos opongamos a esta medida. Las circunstancias sociales y económicas son las que son y es bueno el propósito de darle un destino útil”, dice José Antonio Moreno, director general de la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca, Adema. “El problema es que lo que hay detrás del negocio de las falsificaciones son grupos criminales superprofesionales en lo suyo que controlan todas las rutas. Y nos hemos encontrado con casos en que unas partidas supuestamente destinadas al Sáhara estaban a los diez días en mercados de Madrid”, continúa. “Aquí se plantea eliminar los logos para garantizar el derecho de marca, pero eso cuesta dinero”. Los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Vigo no saben si tendrán recursos para costearlo. “Nos vendría muy bien si la policía nos echara una mano”, dice Delgado.
PIRATERÍA, AL ALCANCE DE UNA USB
Por un pago menor al de un disco ilícito se obtienen más canciones; mercado ilegal deja pérdidas millonarias a productoras
EL UNIVERSAL, CLAUDIA BOLAÑOS 11/03/2013
A plena luz del día y en el corazón del barrio de Tepito, se da el servicio de cargas de USB con música y películas, nueva modalidad que permite obtener a menor precio un mayor volumen de canciones o temas del momento.
Además, en este centro de piratería, la reproducción y comercialización ilegal de películas y videos va a la baja en cuanto a precios, ante el incremento en la demanda y de puestos dedicados a este redituable negocio ilegal.
“Te cargo tu USB con música, todos los géneros”, indican los letreros colocados generalmente en puestos semifijos dedicados a la reparación de teléfonos celulares y que ahora han dado un nuevo giro a sus servicios.
Con computadoras instaladas en los puestos tubulares, en la calle de Matamoros, la carga de un archivo o carpeta, con hasta 170 canciones, tiene un costo de cinco pesos.
“¿Qué música quieres? Tengo de toda, tú pide”, ofrece el vendedor.
Reguetón, cumbia, salsa, banda, norteña, pop, en inglés, y lo de moda para bailar, “tenemos de todo”, aseguran.
Danzones, rock and roll, tangos y otros géneros de antaño también.
La carga de mil 500 canciones, frente a los ojos del cliente, tarda media hora, y queda guardada en la memoria en 16 carpetas; al pagar, sólo cobran 50 pesos.
Esta modalidad de la piratería apenas comienza en el barrio bravo, y varios ni siquiera la conocen, dicen comerciantes al preguntar sobre este tipo de negocios. Sin embargo, en la calle de Matamoros hay un puesto, donde además de reparar y comprar teléfonos celulares usados, se ofrece la carga de memorias portátiles.
En una PC de color negro, colocada en el puesto, se abren diversas carpetas con los nombres de varios cantantes del género solicitado. De allí son copiadas en la USB entregada.
“Consíguete una memoria con más capacidad, de 34 gigas, y te cargó más de mil rolas”, se ofrece. “No vas a tener tiempo de escucharlas todas. Te pongo toda la música que necesites para tus fiestas”, dice un hombre robusto, moreno y alto.
En la calle de Florida, uno tras otro, puestos ofrecen lo más novedosos en juegos de consola que son descargados y vendidos a los varios compradores que llegan exclusivamente a solicitar ese servicio.
Y ante el avance tecnológico que hace posible que pantallas planas tengan entrada para llaves o USB, es que también en Tepito ahora las películas se piden para llevar.
En México, la suma de las ventas de películas y música pirata en México fue de 200 mil millones de pesos en 2011, y según datos de la empresa de investigación de Mercadso IPSOS‐Bimbsa ese
año, también se descargaron de manera ilegal, seis mil 68 millones de canciones, 700 millones de videos musicales, 100 millones de películas, 30 millones de series de televisión, 86 millones de ebooks y mil 812 millones de imágenes y fotos protegidas por derechos de autor.
Además, en Tepito, una de las zonas del país donde se vende más piratería musical y de videos, también es posible conseguir casetes de música, de todo tipo de géneros y artistas; incluso, de algunos que cuando fueron lanzados ese formato ya había desaparecido, pues estaba la era del disco compacto.
A seis pesos por mayoreo de 10 piezas de discos compactos es la oferta, y aunque pareciera que no hay demanda, los compradores, generalmente personas que rebasan los 40 años, dan muestra de lo contrario.
El número de clientes es tal, que hay puestos que tienen varios empleados para despachar a personas que incluso llegan de otros estados a surtirse.
De esta manera ha sido posible que discos de música pirata, en formato MP3 se comercialicen en 2.70 si se compra un mínimo de 10 piezas, y las películas se consigan en 3.80 también por mayoreo.
Además, en la calle de Florida, dedicada a la venta de toda clase de paquetes de computación, sobre todo en su versión pirata, es posible también comprar juegos para teléfonos celulares.
En un recorrido se comprobó que hay promociones de hasta 100 juegos por tan sólo 30 pesos, que se descargan a los dispositivos móviles sin la necesidad de tener las licencias.
Un comerciante que ofrece los juegos, indicó que para él es mucho más práctico y barato cargar juegos, música o películas en un memoria USB, vaciarlos a su computadora y posteriormente hacer otra adquisición en la memoria portátil, a llenarse de discos que muchas veces tienen una menor vida útil.
EL DÍLER DIGITAL
Es sicólogo, tiene 32 años y maneja un Golf verde. Consigue películas, las copia y se las lleva a sus clientes. A un público educado que se reparte entre Santiago Oriente, Valparaíso y Viña. Prefiere calificar su trabajo como «una falta» y no como ilegal. «La firme es que yo no trafico, yo proveo; el cine puede ser considerado muchas cosas, pero no es una droga», dice, sin inmutarse.
QUÉ PASA, ALBERTO FUGUET 07/05/2010
Antes que nada, se ve a sí mismo como un cinéfilo. O, al menos, alguien para el cual «el cine es muy, muy importante, casi vital». Ve, por lo bajo, siete filmes a la semana. A veces más, porque ahora que vamos camino al invierno se pone melancólico y como ya no tiene polola y la depresión a veces le pisa los talones, es perfectamente capaz de ver cinco a seis películas en un fin de semana.
-Este wikén vi el debut como director del escritor Michel Houellebecq, llamado La posibilidad de una isla, un filme futurista francés, que me pareció extraño, regular no más, es mejor como escritor de libros controversiales. Me gustó poco, la verdad. Vi además una película con Colin Firth, por la que estuvo nominado al Oscar. Se llama A Single Man y es acerca de un profesor inglés que se quiere suicidar. Muy buena, y triste; sin duda, funcionará bien entre los clientes que me piden cine-de-temática-gay-no-porno. También vi Corazón rebelde, la cinta por la que Jeff Bridges ganó el Oscar. Es acerca de un cantante country, pero la temática es universal y humana y en el fondo tiene que ver con la redención y cómo el amor te ayuda a salir adelante. Pero también, y esto fue lo que me gustó, es acerca de cómo no es necesario tener un final feliz para ser feliz. Estas tres películas ya van a estar en mi catálogo. Ninguna se ha dado en los cines y, por lo que sé, tampoco se van a estrenar pronto. Ésa es parte de la gracia de lo que hacemos. O de lo que hago, porque yo trabajo solo.
-¿Qué es lo que haces?
-Puta, ponemos las novedades de la cartelera mundial y las cintas más especializadas que triunfan en festivales en las casas de personas educadas, de buena tela, que les interesa el cine y la cultura. Por mil pesos le paso un DVD calado. Yo quiero que todos vean de todo y les permito acceder a lo que no pueden acceder. Les digo que hay cine argentino de autor y cine rumano que es bien cercano porque Rumania tiene muchas cosas que ver con Chile. Es extraño decirlo, pero siento que todos mis clientes me quieren, que les caigo bien. A veces siento que me ven casi como si fuera el Viejo Pascuero, porque siempre llego con cosas que esperan, pero también con cosas que no sabían que existían. Y ésa es la mejor parte: sorprender.
Digamos que se llama Joel Rodríguez. Casi todo lo que contaré acá es verdad menos su nombre y la ciudad donde vive y algunos detalles que podrían delatarlo, porque Joel considera que lo que él hace es «a lo más una falta» o «en rigor no es tema», pero entiende que «por ahora» lo que él hace es «supuestamente ilegal» y que una cosa es hablar, dejar que lo siga, ir a comprar películas con él y otra es salir «frontal» en la prensa. «Lo que pasa es que estoy dividido: me gusta esto de los DVD, pero más me gusta mi pega porque consiste en ayudar a los demás». Joel es sicólogo, tiene 32 años y maneja un Gol verde del 2001. Estudió en Valparaíso, pero es de Santiago, del barrio Franklin más específicamente: «Nací comerciante, he estado comprando y vendiendo desde los doce». Joel es el primero de su familia (y de su cuadra) en ir a la universidad. «Soy un ejemplo y cargo con eso: todos me admiran, pero todos dependen de mí también».
Vive solo en un departamento-tipo-bloque de dos dormitorios en Quilpué, aunque pasa casi todos los fines de semana en Santiago: los sábados reparte sus películas por el sector Providencia y Vitacura. No es un lector compulsivo, pero lee: Murakami, La soledad de los números primos, los libros de fútbol de Guarello. Joel trabaja en el Sename, en la Quinta Región, en un centro de reclusión para adolescentes. La mayoría de los jóvenes con que trabaja (a veces, incluso, les muestra películas y luego las comentan) han infringido la ley en temas como robos, asaltos y consumo de drogas. Joel también infringe la ley, la Ley de Propiedad Jntelectual. Joel es un dealer de películas en formato DVD.
Su trabajo consiste en conseguir películas, por lo general nuevas o cintas que nunca se estrenarán o serán editadas en DVD, y copiarlas para luego ofrecérselas a sus clientes. Joel entrega a domicilio o en la oficina. «Soy al siglo XXI lo que antes era la señora de los quesos, la señora que traía erizos o locos». Entre sus clientes hay doctores, profesores universitarios, gente ligada a los canales de televisión, directores de cine, periodistas, dueños de tiendas y restoranes, empleadas de boutiques, «publicistas engrupidos y onderos», gente que trabaja en editoriales, actores, médicos, dentistas («hay uno que me atiende por menos a cambio de películas: es como un cambalache») y abogados. Sí, abogados. Tiene dos polos: Valparaíso-Viña y Santiago Oriente. Joel vende o ha vendido en sitios tan insólitos como clínicas privadas, el Congreso («aunque nunca a un diputado o a un senador») y ministerios. Partió vendiendo a estudiantes en la vereda frente a la UC de Valparaíso, pero poco a poco fue afinando su modelo y ahora siente que lo que él hace «es más curatoría; no vendo infantil ni porno ni blockbusters ni cintas chilenas cómicas».
Joel no intenta competir con los estrenos de la semana. Él tiene su propio catálogo, que autoclasifica de «cine-arte o cine con mensaje». Le pregunto si no ve alguna contradicción o ironía en que alguien que trabaja para el Estado venda DVD en sitios estatales. «No. Yo no siento que estoy cometiendo un delito ni menos los que me compran. Si me compran padres de familia, me compran cintas para sus hijos. Como Fantastic Mr. Fox, de Wes Anderson. Claramente no es tema. Quizás todos nos mentimos o lo negamos, pero nadie siente miedo o asco o anda paranoico. Hace tiempo que esta sociedad renunció a la idea que este comercio es ilegal, porque el bien mayor es superior. ¿Me explico? La gente quiere cine que no está o está lejos o le parece caro. Nosotros se lo damos».
Durante la semana que pasé con Joel, el gobierno de EE.UU. colocó a Chile en la «lista negra» de piratería intelectual junto a Argentina y Venezuela, por ser países que «no toman medidas» contra eso. Joel considera que sí se toman medidas y «que ya no es tan fácil vender o comprar en público». «La piratería intelectual en los mercados externos es mortal para las empresas estadounidenses y destruye los puestos de empleo para los trabajadores de este país», dijo en una declaración el representante de Comercio Exterior de EE.UU., Ron Kirk. Joel no está de acuerdo: al revés, piensa, acá los crea. «Además, se siguen estrenando películas y haciendo cintas chilenas, aunque yo casi ni vendo porque poca gente quiere verlas en el primer lugar». Le pregunto si se ve a sí mismo como un dealer. Me dice que no.
Caminamos por el Persa Biobío hasta salir del recinto y seguimos por una calle lateral hasta una playa de estacionamiento. Detrás de la garita de los cuidadores hay una mesa con «las novedades de la semana», entre ellas La isla siniestra (rotulada imagen completa; es decir, no filmada del cine y viene con subtítulos en castellano) y El día de los enamorados. El gordito que vende parece ser parte de un filme de Judd Apatow y le insiste a Joel que compre «la nueva de Al Pacino». Joel no tiene claro de dónde vienen estos DVD, pero «claramente de USA o de México». Joel se dedica a llevar copias de estas películas a los clientes que lo contactan por correo electrónico. Joel tiene su pequeño laboratorio con dos computadoras, centenas de discos vírgenes, plumones, impresoras a color, sobres celestes y carátulas en castellano aún no cortadas y dobladas.
Más tarde, mientras nos tomamos unas bebidas en un restorán chino donde antiguamente estaba el cine Prat («aquí vi El príncipe de las tinieblas, de Carpenter»), me dice que sí, que en rigor es o puede ser o entiende que pueda ser tildado de dealer.
«Pero un díler digital, porque la firme es que no trafico, proveo; el cine puede ser considerado muchas cosas, pero no es una droga. Yo sé de drogas y te puedo asegurar que el cine no causa ese tipo de adicción y daño. No hay que mezclar las cosas. Yo he conocido a muchos adictos a la pasta base y no tienen nada, nada en común ni con los más fanáticos de los cinéfilos que, por cierto, no son clientes míos porque ellos bajan sus cosas solos y siempre buscan lo más rebuscado. Pero una cosa es devorar tres películas al día; otra es jalar tres gramos o fumar pasta. Yo muevo arte, trafico cultura, hago que algunos cineastas que están fuera del mercado por ser muy artistas encuentren un público».
Joel ya no es un dealer full time. Ya no lo hace «solamente para ganar dinero», que fue la razón por la cual partió cuando estaba estudiando y su familia no tenía dinero y él debía pagarse la pensión y la comida (sus excelentes notas le permitieron obtener una beca de estudios), sino porque le gusta, porque el dinero extra («unos 400 mil pesos al mes como ganancia líquida, pero invierto el 25% de eso para lograr esa cantidad») no está de más y porque estar «en el rubro» le permite seguir viendo cine y «seguir promocionándolo».
Se considera «un coleccionista; tengo al menos cinco mil títulos y cada semana aumento en diez mi tesoro». Joel sabe el triple más que cualquier ciudadano culto acerca del séptimo arte, pero, al poco rato, capto que no es un crítico de cine, que sus gustos no necesariamente coinciden con los míos o con lo que está en boga y que, al compararlos con gente que conozco, posee baches que sorprenden (no conoce la página http://www.metacritic.com ni sabe quién es Pauline Kael o Ascanio Cavallo). Joel asume que todo «lo que es anterior a 1980 o a Star Wars no es mi fuerte», aunque cree que es un experto en el film noir y admira a cineastas más bien oscuros y de culto como Ulmer y Tourneur pasando por Jodorowsky y David Lynch («quizás el cineasta que más vendo»). Se considera a sí mismo un «cinéfilo hecho a pulso» y su libro de cabecera es uno de Taschen llamado 1001 películas que hay que ver antes de morir, que compró en el Persa. Joel lee La Tercera los jueves y recorta las críticas y las separa por estrellas en carpetas, pero cuando le menciono el nombre de algunos de los que allí escriben, no los reconoce. En la pieza que hace de su «laboratorio» tiene dos afiches: uno de Buenos muchachos («ésa pudo ser mi vida, pude ser gángster, buena parte de mi familia movía apuestas en el Hípico») y otro de B-Happy («la vi en un momento en que me sentía igual a la protagonista»).
En toda su casa no hay una copia legal. Le pregunto si nunca ha pensado en los derechos de los creadores, si no cree que para que el cine pueda existir alguien tiene que pagar para que la industria no se hunda. «Yo casi no muevo cine industrial y mira, la industria no se ha hundido, ha cambiado. Otros colegas me han contado que nadie ha comprado una puta copia de Avatar, todos la quieren ver en 3D». Joel cree que el mayor pecado que cometen los piratas es quizás mermar alguna ganancia. «Esto no es Estados Unidos, aquí casi nadie compra DVD legales, entre otras cosas porque casi no sacan originales al mercado; y si lo hacen, valen más de diez mil pesos. No estamos hundiendo la industria, estamos creando un nuevo mercado cinéfilo. Al menos yo. Hay gente que me compra de a cuarenta DVD. Quizás si esas películas estuvieran en el cine, las vería en el cine. ¿Crees que Tsai Ming-liang arrasa en las boleterías de Asia? ¿Has visto sus películas? El tipo sólo filma con planos fijos. Sus cintas se financian por premios, becas, no lo tengo claro. Pero no creo que porque yo haya vendido en total unos ochenta discos de sus películas él se enoje o pare su producción. No soy experto en los sistemas de producción, pero no me vengas a decir que le estoy arruinando su carrera. Quizás lo contrario. El día que estrenen un filme suyo, seguro que los que irán a comprar un boleto son algunos de mis clientes. Aquí me estoy mandando un carril, pero buena parte de la gente que llena ciertas películas del Sanfic es por proveedores como nosotros. Yo el año pasado fui a ver Goodbye Solo, que es una cinta independiente americana, de un director de origen iraní, creo, y que es preciosa, tiene un mensaje muy lindo sobre la importancia y los límites de la amistad, y me encontré con muchos clientes que me habían comprado antes Un café en cualquier esquina».
Joel es más bien alto y tiende a usar buzos y chalecos con capuchón y es un fanático del fútbol. Antes, en Santiago, entrenaba un equipo sub-17 de una liguilla; ahora juega todos los domingos como puntero derecho. Joel usa esos anteojos de marcos de carey que están de moda. «Éstos sí que son piratas, porque no son Dolce & Gabbana; están hechos, seguro, en China: lo que compré es algo parecido al original y el marco me sirve, funciona y me gusta. Además, está el precio. Yo no podría gastarme una fortuna en anteojos así. Además, si te fijas, estos lentes son B&C, o sea, no me están vendiendo algo falso, me están vendiendo algo que se parece. Los piratas, piratean, copian. Es decir, imitan. O, para ser más chileno, tienden a pasar gato por liebre. El que me vendió mis anteojos en el persa no me estaba cobrando cuatrocientos dólares, nunca me dijo que es un original. Hay gente que vende algo falso y dice que es verdadero. Si lo piensas, en Chile por lo tanto hay pocos piratas, quizás hay muchos minoristas. Yo, por mi parte, no estoy en el mercado de DVD originales. ¿Siete en diez mil? Claramente no son originales. Además, ¿qué es realmente un original? El cine no es una pintura. Todos los originales al final son copias de un master. ¿O no?»
CON LA POLICÍA EN LOS TALONES
El estallido de la burbuja inmobiliaria abocó a la colonia de inmigrantes a la venta en las calles
EL PAÍS, SANTIAGO NAVARRO 11/08/2012
Los más veteranos llevan ya tres décadas en Alicante. Salieron de Senegal huyendo de la miseria. En los primeros años, el colectivo (879 inmigrantes censados en la actualidad) se ganó la vida en múltiples actividades, especialmente la construcción y también la venta ambulante.
El estallido de la burbuja inmobiliaria abocó en masa a esta colonia de inmigrantes a la venta en las calles de la ciudad, compartiendo manta con otros inmigrantes en los escenarios tradicionales de esta práctica, la Explanada y los paseos marítimos del Postiguet y San Juan.
Estos y el resto de manteros defienden con uñas y dientes su botín (los productos que compran en comercios) del acoso policial contra la venta ambulante. Tradicionalmente han sobrevivido, conscientes de la ilegalidad de su actividad, a golpe de zancadas por las calles de la ciudad huyendo de su pesadilla diaria: la policía.
La noche del pasado sábado, día 4, varios manteros de nacionalidad senegalesa no corrieron cuando dos policías locales iban a identificarlos y requisarles la mercancía, sino que esperaron a los agentes y comenzaron a agredirlos con sillas de madera y tubos de hierro. El resultado fue un agente herido grave y otro menos grave.
¿Por qué este grupo de senegaleses quebró su habitual pauta de comportamiento,es decir,salir corriendo con la manta al hombro, y esperó a los dos agentes? Oficialmente la pregunta no ha sido respondida. El Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Seguridad, que dirige Juan Seva, y el subdelegado del Gobierno, Alberto Martínez, han calificado los hechos como “una emboscada”. “Tenían la intención de matar a una persona”, aseveró el subdelegado. Pero ninguno explicó la revuelta de los manteros.
Los comentarios anónimos de vendedores de los puestos de artesanía del lugar de la agresión dieron la primera pista del porqué de la anormal respuesta de los manteros ante la llegada de los policías. “Parecía que los estaban esperando. Le tenían ganas a uno de los policías [el agente que resultó herido más grave tras recibir un sillazo en la cabeza]. Quizás había alguna cuenta pendiente entre ellos”, comentó uno de los vendedores.
Este comentario fue ratificado en la mañana de ayer por varios de los senegaleses que esperaban a su ministro de Asuntos Exteriores en la plaza del Ayuntamiento. “Está claro que no está justificado [la agresión] pero el policía había pasado la raya”, comentó uno de ellos. “Su hostigamiento hacia nosotros era constante. Nos requisaba la mercancía en cualquier punto de la ciudad, y hasta llegó a entrar en casas sin orden judicial”, acusó este senegalés.
La Concejalía de Seguridad, a través de su responsable, el edil Juan Seva, niega la mayor: “Es un policía con un currículo intachable después de 10 años en la unidad especial contra la venta ambulante”, explicó días atrás. Ayer Seva culpó a un grupo de “incontrolados” de la agresión.
La Asociación Senegalesa de España en Alicante apunta a otro factor, nada desdeñable, como trasfondo de los hechos. Tanto el presidente como el portavoz del colectivo han condenado la agresión, pero insisten en que sus compatriotas tienen derecho a ganarse a la vida y en que la crisis económica les golpea con más virulencia. “No admitiremos a ningún delincuente en el colectivo”, dijo su portavoz tras entrevistarte con el subdelegado del Gobierno el pasado miércoles. “Todos tenemos derecho a ganarnos la vida. Y ahora, quizás defienden con mayor ahínco su mercancía, porque si se la quitan se quedan sin nada”, explicó.
La respuesta de la policía a la agresión del sábado fue fulminante. Persiguieron a los manteros por cada rincón de la ciudad. En una redada, en la playa de San Juan, los agentes arrestaron a 13 manteros, uno de los cuales resultó herido grave. El Ayuntamiento y la Subdelegación ocultaron este dato.
Ninguno de los detenidos tenía relación con los sucesos de la Explanada. Por estos hechos solo ha habido hasta ahora dos arrestados. Están en libertad con cargos.
EL CONTRABANDO CREA EMPLEO
Durante 2011, Hacienda ingresó 1.279 millones menos por impuestos del tabaco, la primera bajada en 25 años. La crisis provoca un aluvión de jornaleros para el mercado negro
EL PAÍS, LUÍS GÓMEZ 25/03/2012
El mismo paquete de Marlboro que se fuma un lituano por 2,53 euros, a un irlandés le cuesta más del triple (8,55): la diferencia está en los impuestos, que no tienen aroma ni son perjudiciales para la salud (hasta el momento). Las tabaqueras opinan que la alta fiscalidad estimula el contrabando, un argumento que no aceptan algunos expertos. Sea como fuere, miles de españoles se han apuntado al contrabando de tabaco en el último año: es un reflejo de la crisis. Sí, vuelve el contrabando con aires de revival, como si fuera la moda de los noventa: regresa el menudeo y la “marcha” en las dos únicas fronteras que quedan vivas, Andorra y Gibraltar. El asunto podría tomarse con un aire romántico si no fuera porque el Estado acaba de perder 1.279 millones de euros en la recaudación del impuesto especial (sin sumar el IVA del tabaco), en 2011, la primera vez que sucede en los últimos 25 años. Demasiado dinero en época de recortes.
Hace unas semanas, el pasado 2 de marzo, se produjo un pequeño incidente en La Línea de la Concepción que pasó desapercibido salvo para algún periódico local: decenas de ciudadanos se concentraron en actitud poco amistosa para protestar ante las autoridades aduaneras de la frontera española con Gibraltar. Pedían los manifestantes que los agentes pusieran menos celo en su trabajo y permitieran que cada cual pudiese cruzar con un cartón de tabaco sin ser molestado. Es decir, solicitaron que los guardias miraran para otro lado. Fueron recibidos por un alto cargo y de aquella reunión poco más se supo. Se les comunicó que desde el 1 de marzo había orden de la superioridad de ser más estrictos en la frontera: solo se permitirá un cartón por persona al mes, que no es otra cosa que cumplir los nuevos preceptos de la ley de contrabando, que se había retocado en el Parlamento a mediados de 2011.
La cuestión es que para muchos habitantes de la zona, ir a por tabaco a Gibraltar se había convertido durante el último año en un medio de vida: a 3 euros de ganancia por cartón de tabaco, dedicarse a esta actividad liberal (no hay horarios, ni convenio, ni jefes, ni reformas laborales) convertía a un desempleado en poco menos que un mileurista, una condición muy envidiable en un área con casi un 40% de paro y nulas perspectivas de crecimiento a la vista. La esencia del negocio no deja lugar a dudas: un cartón de tabaco en Gibraltar está a 25 euros cuando en España cuesta 42: esos 17 euros de diferencia dan para mucho. Por otra parte, ser contrabandista en el Campo de Gibraltar nunca ha estado mal visto: hay una tradición que viene de antaño.
Pero esa forma de hacer contrabando no es un asunto anecdótico ni es una estampa costumbrista. A tenor de las cifras, en pocos lugares del mundo el contrabando adquiere una visibilidad tan descarada. Según datos oficiales, durante el año 2009 hubo 11.415.967 movimientos de personas en la frontera con Gibraltar. Ese número creció en un millón en 2010 (12.481.614) y sumó casi otro millón más en 2011 (13.337.844): esos dos millones más de movimientos corresponden, en su mayoría, a personas que van a Gibraltar a comprar tabaco. Para el caso de los vehículos, el aumento es de medio millón. ¿Cuánta gente puede haber detrás de estos dos millones de entradas y salidas? ¿Cuánto empleo está proporcionando ese mercado negro en Andalucía? Durante meses, ha bastado con acercarse a la frontera y observar el tránsito de motocicletas. Un cálculo sencillo: en un minuto, 60 motos. 60 motos que entraban y otro número parecido que salían a un ritmo incansable. Eso es contrabando a gran escala se mire por donde se mire.
Sin embargo, el renacimiento del contrabando no es un asunto de fronteras. Se produce un cambio de escenario. “A finales de 2010 se produjo una circunstancia paradójica, hubo una transición en el modelo de contrabando”, señala un portavoz de la Agencia Tributaria, “caen las aprehensiones importantes de tabaco falso, que no iba para su consumo en España, y empieza a resurgir el tradicional, quizás porque la crisis sitúa a más gente predispuesta y, por otras razones, porque cambia la normativa, cambia la demanda, cambian muchas cosas”.
De hecho, las cifras oficiales son engañosas. Hasta 2011, las estadísticas apuntaban a un problema marginal: no se consumía tabaco de contrabando en España. El que entraba, a veces en grandes cantidades, iba para otros mercados. Se deduce así de las estadísticas de cajetillas aprehendidas (18 millones en 2007, 15 millones en 2009 y algo más de 8 millones en 2011),
resultado de operaciones policiales en puertos frente a organizaciones muy asentadas que importaban contenedores con gran cantidad de tabaco. Así sucedió, por ejemplo, en la operación Algarrobo, que dio como resultado la detención de Manuel Gulías, un contrabandista gallego de altos vuelos. A Gulías se le detectó un patrimonio valorado en más de 12 millones de euros, con hasta 60 inmuebles de su propiedad.
De Gulías se puede decir que ha sido un caso de contrabandista clásico que no ha diversificado su negocio. No ha seguido el ejemplo de otros, los viejos contrabandistas gallegos que se pasaron al narcotráfico, como sucedió también en el sur de España. Fue el caso de los Charlines, de Oubiña, Sito Miñanco y tantos otros. Gulías ha sido fiel al tabaco, pero a un producto diferente: ya no era el pata negra americano sino tabaco falso, generalmente procedente de China, que imita el “sabor americano”, que copia todo el envoltorio, pero de cuyos componentes nadie tiene una noción exacta salvo que no se somete a ningún control de calidad. Junto a ese tabaco “pirata” circula en grandes cantidades otra modalidad de tabaco, una especie de marca blanca (Yesmoke es la más popular) conocidas como “cheap whites”, que están haciendo mercado, en concreto en España entre los inmigrantes.
Últimamente, China ha dejado de tener el monopolio de ese tabaco falso. Según reconoce un portavoz de Phillip Morris, “el 80% de productos falsificados de nuestras marcas viene de China, pero los falsificadores de cigarrillos han empezado a abrir plantas ilegales dentro de la Unión Europea. Desde 2005 se han clausurado más de 50 plantas de tabaco falso en países como Alemania, Lituania, Inglaterra, Polonia, Chequia, Eslovaquia y Grecia”. No hay una referencia indiscutible acerca de cuál es el volumen del contrabando de tabaco en el mundo, pero en un estudio publicado en 2011 por los expertos Luk Joossens y Martin Raw, se hace referencia a un dato de 1996: “La brecha entre las exportaciones globales de tabaco y las importaciones fue del 42%, que es el porcentaje que se estima alcanza el contrabando”.
Los expertos independientes consideran, sin embargo, que las tabaqueras tienden a exagerar el problema como un argumento para solicitar una bajada de los impuestos. Los hechos demuestran que el índice de contrabando es mayor en países con precios más baratos o menos impuestos o, según el Banco Mundial, en países con mayor índice de corrupción o tolerancia al contrabando. El mercado negro es más frecuente en países con fiscalidades bajas que altas. Un estudio de 1998 determinaba cómo las naciones con alto contrabando (España, Austria e Italia) tenían impuestos mucho más bajos que los de bajo contrabando (Francia, Reino Unido, Irlanda, Suecia o Noruega).
Sin embargo, el problema que afecta ahora mismo a España (a la Hacienda española, mejor dicho) no es tanto el tabaco falso como el ilegal, el manufacturado en fábricas legales pero que no paga impuestos y entra por la frontera. El que se fuma en España. “En un reciente estudio”, según un portavoz de Phillip Morris Internacional, “el índice de productos del tabaco que evade impuestos en España ha aumentado del 4,2% al 9,5% en el cuarto trimestre de 2011 respecto del mismo periodo del año anterior”. Dicho informe cita las regiones de Galicia y Andalucía, con porcentajes del 13,8% y 29,2%, un aumento superior al 100% en un año.
Todas las cifras ponen el foco en Andalucía. Probablemente, en ninguna otra región de España se ha vuelto a fumar tabaco de contrabando en esos porcentajes, ni existen redes tan nutridas con centenares de colaboradores. La entrada en vigor de la nueva Ley de Represión del Contrabando en junio de 2011 ha hecho estragos en la frontera de Gibraltar. El número de cajetillas aprehendidas se dobló, pero no fue esa la cifra más significativa: el número de vehículos intervenidos fue de 2.059 (989 en 2010), generalmente motocicletas, que los dueños no volverán a recuperar.
Siendo el contrabando de tabaco una actividad de larga tradición en el Campo de Gibraltar, nunca había alcanzado la proporción de los últimos tiempos, quizás porque nunca la crisis económica fue tan demoledora en esa zona de España. Alrededor de la frontera sigue siendo sencillo, para cualquier espectador curioso, observar cómo la gente espera los cambios de guardia (generalmente, cada 20-25 minutos) para entrar o salir, cómo hay recaudadores que aguardan sentados en las terrazas próximas a la frontera, provistos de cuadernos para llevar la contabilidad, cómo están apostados los coches en los alrededores para cargar el tabaco, cómo hay una actividad que nada tiene que ver con las visitas turísticas a La Roca. Otro asunto está muy claro en la frontera: por un lado van los españoles y, por otro, los rumanos. Son mundos separados.
Más evolucionadas son las organizaciones que han alquilado domicilios en la proximidad de la frontera (o garajes) para recibir, “tanto a quienes traen el tabaco como a quienes vienen a comprarlo”, señala un miembro del SVA (Servicio de Vigilancia Aduanera). Se sabe de organizaciones que cuentan con más de cien “empleados”, de redes que se están extendiendo por numerosas localidades andaluzas. Los estanqueros no paran de quejarse: la venta en Cádiz ha descendido un 34% (un 50% la de cajetillas de tabaco). “En La Línea solo quedan tres estanqueros de los nueve que había y van a pedir el cierre temporal”, advierte José Bermúdez, vicepresidente de la Asociación de Estanqueros.
¿Servirán los controles para eliminar el problema? La experiencia de los investigadores dice que no mientras haya gente “predispuesta”: utilizarán otros medios (ya se habla de lanchas rondando Gibraltar). “Es un medio de vida para ciertas esferas sociales en tiempos de crisis”, sostiene Juan José Uceda, portavoz de la Plataforma de Parados de La Línea: “Hay familias que vienen de otros lugares de Andalucía. Eliminarlo es ampliar aún más la lacra social que sufrimos”.
A fin de cuentas, la reaparición del contrabando tradicional en España tiene una explicación diferente del simple aumento de los impuestos: hoy, cierto tipo de contrabando de tabaco crea empleo.
«MANTEROS», ENTRE LA TREGUA Y EL ACOSO
Dos alcaldes deciden tolerar la ‘venta ilegal’ por evitar conflictos mayores – Los comerciantes los denunciarán por «prevaricación»
EL PAÍS, FERRAN BALSELLS / LLUÍS PELLICER 13/08/2010
La gestión de la inmigración se antoja como un complejísimo cubo de Rubik. Para cuadrar todas las piezas hay que ensayar varias soluciones, y no todas son compatibles. En ese dilema se han encontrado los alcaldes de las localidades tarraconenses de El Vendrell y Calafell, que se han visto obligados a poner sobre la balanza el estricto cumplimiento de la legalidad comercial y de la propiedad intelectual.
La gestión de la inmigración se antoja como un complejísimo cubo de Rubik. Para cuadrar todas las piezas hay que ensayar varias soluciones, y no todas son compatibles. En ese dilema se han encontrado los alcaldes de las localidades tarraconenses de El Vendrell y Calafell, que se han visto obligados a poner sobre la balanza el estricto cumplimiento de la legalidad comercial y de la propiedad intelectual, por una parte, y el orden social y cívico, por la otra, al regularizar la venta ambulante de productos falsificados que ejercen inmigrantes, la mayoría sin papeles, y que se ha popularizado con el nombre de top manta.
La imagen se repite a diario. Inmigrantes que desmontan la manta de un tirón y cargan el fardo a cuestas huyendo de la policía. La escena es tan habitual en las grandes ciudades que la gente lo asimila a un engorro corriente, anecdótico y normal. Para los juristas que defienden la despenalización de la actividad, eso da una idea de que no existe ningún tipo de alarma social. Sin embargo, los comerciantes azuzan a los municipios, que deben enfrentarse a la afluencia masiva de manteros con menos recursos por la crisis, para perseguir a estos vendedores.
Los alcaldes de El Vendrell, Benet Jané, (CiU) y Calafell, Jordi Sánchez (PSC), pertenecen a partidos de enfrentado color político y con posturas distintas sobre la inmigración. Aun así, ambos se han rebelado para dejar de perseguir a estos vendedores ambulantes y, en su lugar, han regularizado esta actividad. Al hacerlo, han puesto sobre la mesa un enredo social de enorme complejidad: los inmigrantes que subsisten del top manta, en su mayoría extranjeros en situación irregular que mercadean con productos falsificados, son ya una marea en España.
Los dos Ayuntamientos han optado por una vía rápida que fuentes jurídicas consultadas califican de ilegal. El Vendrell emprendió hace meses la negociación con los vendedores después de acordarlo en una junta de gobierno, según fuentes municipales. El Consistorio no quería que se repitieran los incidentes registrados el pasado verano, cuando decenas de manteros se enfrentaron a pedradas con los agentes en reiteradas ocasiones. Esos episodios contaron incluso con la participación de los turistas, que llegaron a increpar a los policías por el continuo acoso a los inmigrantes.
El Consistorio diseñó una legalización que pasaba por que los manteros se agruparan en una asociación. A través de esta entidad, los propios inmigrantes deben controlar que la venta ambulante se restringe a las zonas pactadas, formalizar los pagos una vez se concrete la tasa municipal por ocupar la vía pública y garantizar que no ofrecen películas grabadas ilegalmente para respetar la Ley de Propiedad Intelectual. El acuerdo tolera, sin embargo, vender productos falsificados como bolsos, ropa y gafas de sol.
En Calafell, en cambio, la presión de los manteros arrastró a un Consistorio desbordado que no había planificado ningún proceso de regularización esta semana. «Imitamos la idea de El Vendrell porque nos pareció buena», explica sin complejos Jordi Sánchez. La Policía Local se reunió con los portavoces de los manteros y se les notificó el acuerdo, que aceptaron. «Si funciona, estudiaremos cómo formalizar la legalidad de esta medida. De momento, los resultados son excelentes», asegura Sánchez. El acuerdo de Calafell no prevé restricciones en los productos que se pueden vender y en la zona designada hay incluso películas pirateadas. «No sé si es legal pero es de sentido común», agrega Sánchez.
Según fuentes judiciales consultadas, la ilegalidad en este caso es doble: primero, por constituir un delito contra la propiedad intelectual y, segundo, porque con el decreto que regula la venta ambulante en la mano, los manteros no podrían obtener la autorización municipal. La norma fija que el Ayuntamiento debe abrir un proceso para autorizar la venta ambulante y, en cualquier caso, el beneficiario deberá acreditar que está al corriente en el pago de las cuotas a la Seguridad Social y que tiene los papeles en regla.
La Confederación de Comercio Catalana (CCC) anunció ayer que interpondrá una denuncia contra ambos Ayuntamientos. El secretario general de la CCC, que también lo es de la Confederación Española de Comercio, Miguel Ángel Fraile, calificó cualquier posible acuerdo con los manteros de «prevaricación». «Saben que están haciendo algo ilegal», aseguró en un tono durísimo.
Las organizaciones de comerciantes se unieron en cascada, y con el mismo acento, a Fraile. La Plataforma en Defensa de la Venta no Sedentaria expresó su «absoluto rechazo» a esa tolerancia con los manteros al entender que «fomenta la competencia desleal» con el resto de vendedores. La Cámara de Comercio de Barcelona reclamó «tolerancia cero» a las autoridades con esas ventas.
La Cámara de Comercio recogió, además, un estudio de la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca que sostiene que los daños económicos de una firma imitada se reparten del siguiente modo: el 48% en el deterioro de la imagen, el 23% en daños industriales y el 24% en daños laborales y sociales. Hay quien discrepa. La abogada Marta Segura, de Segura Abogados, plantea: «¿Alguien que quiera comprarse un bolso de marca irá a un top manta a por una mala imitación? No hay apenas daño económico. Y tampoco al consumidor, porque todos sabemos que son falsos», afirma.
La mayoría de los Consistorios costeros opta por perseguir a los manteros. Los resultados son muy dispares. En El Vendrell a la vista está que el acoso policial no sirvió, pero el jefe de policía de Calella (Barcelona), Joan Vilademat, asegura que la ordenanza que prohíbe esta actividad funciona. «Tenemos los tres kilómetros de playa controlados y en julio hubo más de 100 denuncias, aunque no todas de top manta», señala. En Cullera (Valencia), el jefe de policía, Juan José Figueres, no lo ve así. No está de acuerdo con pactar con los manteros, pero admite que el método actual no conduce al fin del fenómeno.
Pese a que varias ciudades, entre ellas Barcelona -que incluso multa al comprador con 180 euros-, han rechazado la medida, el mundo municipal mira a esas dos localidades. «Este pequeño terremoto será un punto de inflexión porque la situación es insoportable», subraya el presidente de la comisión de Consumo y Comercio de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Josep Maria Tort.
La FEMP tampoco apoya la medida de los alcaldes porque asegura que va en contra del resto de comerciantes, pero a raíz de esta polémica ha decidido elaborar un informe para «plantarse» ante el Gobierno central y los Ejecutivos autonómicos. «Han dejado a los alcaldes indefensos y en el centro de la diana con un problema mayúsculo», señala Tort. De momento, el consejero de Interior de la Generalitat, Joan Saura, ha respaldado la decisión de El Vendrell y Calafell a pesar de que ha afirmado que los Mossos seguirán persiguiendo el top manta.
Y es que la solución es al menos tan compleja como el problema. Con una tasa de paro superior al 20% -y al 30% en el caso de los extranjeros-, miles de inmigrantes se ven abocados de nuevo a trabajar en la economía sumergida. Y uno de esos cientos de empleos es el de mantero. «No pueden ser expulsados porque no existen protocolos con sus países de origen, pero tampoco tienen permiso de trabajo. La ley de Extranjería no les ofrece otra salida que la venta ambulante», sostiene Carles Bertran, coordinador del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros de CC OO.
El acoso policial se da porque esta actividad está castigada en el Código Penal, cuya reforma -aprobada en el Senado en junio- eliminó la pena de cárcel cuando el valor de la mercancía sea inferior a los 400 euros. Desde 2003, más de 550 manteros han sido encarcelados. Cuando se eliminó la pena de cárcel los comerciantes protestaron al entender que la propiedad intelectual debe protegerse. Pero, ¿a costa del ingreso en prisión de los manteros?
El abogado Pau Rius ha llevado varios casos relacionados con los manteros. Entre ellos, el de Ibrahima Diop, un joven sin papeles que fue arrollado por un tren mientras escapaba de la policía en Castelldefels (Barcelona). Esa situación define, a juicio de Rius, el «estado de miedo» permanente que viven estos vendedores. «Se está criminalizando la pobreza. Esto no se resuelve con el Código Penal, porque los vendedores se agarran a esta actividad porque no pueden hacer otra cosa. Esto se soluciona con más derechos y más convivencia», ataja Rius.
A pesar de que el top manta ya no se castigará con la cárcel, por encima de los 400 euros sí está penalizado con una multa o trabajos para la comunidad. La abogada Marta Segura explica que esa sanción llega a veces con un año de retraso y que, si es de más de 30 días de trabajo social, deben pasar hasta dos años para que se cancelen los antecedentes. «El inmigrante está condenado a tres años durante los cuales no podrá obtener los papeles», indica. Y eso lo aboca otra vez al mercado negro y a malvivir manta en ristre.
El conflicto tiene una última arista. Es el de las supuestas mafias que hay detrás, aunque todo indica que ni de lejos pueden compararse con el crimen organizado. El inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía en Cataluña, Rafael Jiménez, explica que «hay una estructura» basada en portavoces o líderes. «Pero estos grupos están poco conectados entre sí», añade.
Ante este enredo, el presidente de la asociación Nómadas del Siglo XXI, Mamadou Diagne, que agrupa a unos 120 manteros, recordó ayer que ellos solo pretenden sobrevivir de forma digna, sin delinquir. Diagne explicó que los vendedores solo ganan entre 200 y 300 euros al mes, y lamentó que hasta que puedan trabajar con los papeles se verán obligados a deambular con las mantas. Apartarlos a una zona concreta, como han hecho El Vendrell y Calafell, para Diagne es solo un parche. Pero para Kadou, un senegalés de 27 años que vende gafas en El Vendrell: «Al menos ahora nos tratan como a seres humanos».
SAURA CONVOCA UNA CUMBRE PARA APACIGUAR EL CONFLICTO DEL «TOP MANTA!
J. GARCÍA / F. BALSELLS – EL PAÍS- 18/08/2010
El conflicto del top manta es un puzzle de intereses enfrentados de difícil solución. La venta ambulante ilegal topa con el comercio tradicional, mientras que la policía persigue a inmigrantes sin papeles que venden productos -algunos, falsificados- para subsistir.
El conflicto del top manta es un puzzle de intereses enfrentados de difícil solución. La venta ambulante ilegal topa con el comercio tradicional, mientras que la policía persigue a inmigrantes sin papeles que venden productos -algunos, falsificados- para subsistir. El anuncio de los ayuntamientos de El Vendrell y Calafell (Baix Penedès) de crear zonas de tolerancia para manteros ha rebelado a los comerciantes y ha evidenciado el desamparo de los municipios. La Generalitat ha recogido al fin ese clamor y ha anunciado una reunión, la próxima semana, para intentar apaciguar el conflicto.
El consejero de Interior, Joan Saura, llamó ayer por teléfono a los alcaldes que han impulsado la polémica iniciativa de regularizar a los manteros. Saura les convocó para una cumbre a la que asistirán también representantes del comercio, de la inmigración, de otros departamentos de la Generalitat y del mundo municipal. La Generalitat ha excluido del debate, al menos por ahora, a los portavoces de los manteros.
Las posiciones sobre qué debe hacerse con este fenómeno pujante están enfrentadas, incluso dentro del Gobierno catalán.Si, hace unos días, Saura se mostraba «comprensivo» con la tolerancia hacia los manteros, otro consejero, el de Innovación y Universidad arremetió ayer contra esa iniciativa. En opinión de Josep Huguet, la presencia del top manta en zonas turísticas «da sensación de economía sumergida y de país en desarrollo». Huguet remarcó que los responsables de regular la venta ambulante son los consistorios. Estos, por su parte, alegan que hacen lo que pueden y reclaman a la Generalitat y al Gobierno que intervengan.
«No vamos a dejar desamparados a los alcaldes, que conocen la realidad. La solución [de El Vendrell y Calafell] no es la mejor porque no se puede legalizar lo ilegal, pero es la única medida que tenían a su alcance para evitar un conflicto grave», subrayó ayer Manuel Bustos, presidente de la Federación de Municipios de Cataluña. Bustos admitió que los manteros «dañan al comercio» y pidió a la Generalitat que lidere la solución del problema porque los alcaldes están «desamparados».
El responsable de Comercio de la federación estatal, Josep Maria Tost, reclamó «más coordinación desde el Gobierno central, porque el descontrol municipal es total». A esta idea se sumó el secretario de Inmigración de la Generalitat, Oriol Amorós, quien reclamó al Estado que ponga fin al «limbo jurídico» en el que se encuentran los vendedores sin papeles. La Asociación Catalana de Municipios lamentó la «dejadez» de la Generalitat y del Gobierno central.
Los Mossos d’Esquadra siguen luchando contra el top manta en la medida en que la venta de productos falsificados es delito. Y el Cuerpo Nacional de Policía realiza inspecciones periódicas a los manteros, algunos de ellos en situación irregular en España. Ambos cuerpos, sin embargo, no se dirigen al eslabón más débil de la cadena, sino que atacan a quienes les suministran los productos. Se trata de grupos, más o menos organizados, de personas de origen chino y paquistaní que importan los bolsos o tuestan los vídeos piratas para venderlos a los manteros a través de algún intermediario.
La investigadora de la UAB Gemma Galdón aseguró que al menos cuatro municipios (que no concretó) median con los manteros desde hace cuatro años.
EL VENDRELL Y CALAFELL DAN MARCHA ATRÁS EN LA REGULARCIZACIÓN DE LOS MANTEROS
La Generalitat promete más implicación contra los vendedores irregulares y las zonas de venta ilegal se desmantelarán antes del 1 de septiembre. – Roses multará a los compradores
EL PAÍS, FERRAN BALSELLS 24/08/2010
Vuelta al orden y a la misma problemática de los manteros existente antes de que la avalancha de estos vendedores forzaran a El Vendrell y Calafell (Tarragona) a regularizar este tipo de comercio ilegal. La reunión convocada este mediodía por el departamento de Interior de la Generalitat con todos los actores implicados en el embrollo se ha saldado con un pacto de compromisos para regresar a la senda de la legalidad pero sin aportar soluciones concretas al conflicto. Los municipios desmantelarán las zonas destinadas al comercio ilegal antes del 1 de setiembre, los comerciantes retirarán la denuncia por prevaricación interpuesta contra ambos Ayuntamientos por tolerar la venda irregular y los Mossos d’Esquadra intensificarán el acoso policial en los municipios turísticos a los inmigrantes que subsisten mediante este tipo de comercio ilegal. La marcha atrás es tan completa que afecta incluso a los manteros, no representados en la reunión: el encuentro no ha abordado qué hacer con los cientos de vendedores que ahora trabajan placenteramente en El Vendrell y en Calafell ni con los miles de inmigrantes que sobreviven en Cataluña gracias a esta venta irregular, por lo que el drama humano se resolverá de nuevo entre persecuciones entre agentes e inmigrantes. Exactamente igual a la situación que propició la polémica.
Alcaldes y políticos salieron de la reunión alabando un acuerdo que parece aplazar el problema hasta el próximo verano, cuando deban ponerse a prueba los nuevos compromisos de la Generalitat para atajar a los manteros. Estos empezarán a retirarse de la costa junto a los turistas y casi desaparecerán a partir del 1 de setiembre, casualmente la fecha límite pactada por Interior con los Ayuntamientos. «Estamos satisfechos por el compromiso de los ayuntamientos de renunciar a la regularización que se ha producido estas semanas», señaló el consejero de Interior, Joan Saura. «Habíamos llegado a esta situación porque nos sentíamos solos. Si los Mossos nos ofrecen más ayuda, accedemos a hacer cumplir la legalidad vigente», apuntó el alcalde de El Vendrell, Benet Jané (CiU). «Se ha eliminado la posibilidad de pactar con los manteros, así que retiraremos la denuncia», justificó el secretario general de la Confederación Comercial de Catalunya, Miquel Àngel Fraile.
Todos coincidieron en señalar que el fenómeno de los manteros supone un problema global que requiere soluciones transversales pero se limitaron a aplaudir la respuesta a todas luces parcial que salió del encuentro. La esperanza para evitar nuevos conflictos queda en manos de una futura comisión de seguimiento todavía por concretarse, que debe aunar a representantes municipales, de la Generalitat y del Gobierno central. Saura subrayó además la necesidad de que la tarea policial se centre en combatir las mafias de distribución de productos falsificados y prometió nuevos esfuerzos en este sentido. Interior también ha acordado llevar a cabo campañas de concienciación para que los ciudadanos dejen de comprar en el ‘top manta’, medida que hasta ahora realizaban los Ayuntamientos en solitario y mediante fondos municipales. «Comprar estos productos no es un acto de caridad sino un mecanismo para perpetuar las condiciones de esclavitud y la destrucción de puestos de trabajo», señaló un portavoz de Interior sobre el paradigma que difundirá ahora la Generalitat.
Los alcaldes, por su parte, confiaron en que estas campañas y el mayor esfuerzo en la actuación de los Mossos se traducirán en un menor acoso de los manteros ya para el próximo año. «Esperamos que el siguiente verano sea todo muy distinto», confió el alcalde de Calafell, Jordi Sánchez (PSC). Lo será, probablemente, para los manteros: de regreso a la ilegalidad y a la huida ante el reforzado acoso policial.
Un cartel muestra la nueva localización de los vendedores ambulantes,
foto de RAMÓN COSTA en EL PAÍS
TEPITO, BARRIO BRAVO DE MÉXICO
Los partidos políticos buscan financiación en el paraíso del contrabando del Distrito Federal
EL PAÍS, MAITE RICO – México – 21/06/2006
Elecciones en México»¿Sabe qué? Aquí nomás la dejo», dice apurado el taxista. «Yo ahí no entro. Cuídese, porque está dura la cosa». La mala fama no da tregua a Tepito, el barrio bravo de la Ciudad de México. Desde la esquina de la calle Héroes de Granaditas, sin embargo, parece que lo duro va a ser abrirse paso en el hormigueo incesante de gente y de carretillas cargadas de mercancías. Aparentemente, nada diferencia a Tepito de los tradicionales tianguis, los mercados populares mexicanos. Estamos, sin embargo, en el reino de la fayuca: la ropa, las zapatillas deportivas, los vídeos o los aparatos electrónicos que se despliegan en los puestos proceden en gran parte del contrabando y la piratería, que van devorando al comercio tradicional. Al calor de la fayuca han proliferado el mercado de la droga y el crimen organizado. Tepito tiene sus leyes y las autoridades las acatan. Y es que, con sus 12.000 vendedores, el barrio es un filón de dinero negro para sobornos y financiación política.
«Nosotros sabemos que es malo, pero mejor esto que estar sin trabajo», dice Manuel, mientras empaqueta DVD de Dicen que soy mujeriego y otros éxitos cinematográficos de Pedro Infante. «Yo trabajo películas viejitas y musicales. Compro a cada uno su producto: a uno los discos, a otro las cajas, y a otro las etiquetas. Mire, igualitas que las originales». En puestos vecinos se pueden encontrar los últimos estrenos, como El Código Da Vinci. Cada DVD cuesta 10 pesos (unos 70 céntimos de euro). «La calidad no es mala. En legal, llegan hasta los 200 pesos. Yo me saco unos 150 pesos al día. Para vivir justo».
Manuel antes iba a Los Ángeles -«con papeles», aclara- para comprar ropa y bisutería. Ya no. «Los barcos con la fayuca llegan desde China hasta el puerto de Manzanillo, y a veces los propios chinos te vienen a ofrecer directamente y te dan crédito. Traen de todo».
Tampoco los nacionales son mancos: México es el tercer productor mundial de grabaciones piratas. Manuel, como el resto de los vendedores de vídeos, muestra su mercancía en un televisor con altavoces. Las bandas sonoras se entremezclan a todo volumen, en un estruendo enloquecedor. ¿De dónde saca la electricidad? «Me la robo», se ríe Manuel, señalando a un poste. «Estamos cuatro o cinco en el mismo cable. El Gobierno lo permite».
«Los ambulantes son la caja chica de los partidos, gracias a las cuotas que pagan», explica Alfonso Hernández, pintor, cronista y fundador del Centro de Estudios Tepiteños. Lo sabe bien el Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), que gobierna desde hace nueve años la capital mexicana. La alcaldía, de hecho, ha sido el trampolín para Andrés Manuel López Obrador, su candidato presidencial en las elecciones del 2 de julio. «El PRD ha aprovechado las redes clientelistas del Partido Revolucionario Institucional [PRI, en el poder entre 1929 y 2000]. Aquí en Tepito los vendedores pagan un promedio de 30 pesos a la semana, y ahora en campaña se les exige cooperachas de 100 pesos diarios».
Multiplíquense las cuotas por el medio millón de ambulantes que se despliegan en Ciudad de México y se harán una idea del volumen del dinero negro que engrasa la maquinaria política capitalina. «Sólo en el Distrito Federal, las ventas de los ambulantes llegaron a los 80.000 millones de pesos en 2005 y la evasión fiscal superó los 22.000 millones de pesos», explica Sara Cortés, de la Cámara Nacional de Comercio.
«Los padrinos de la piratería y el contrabando están en el propio Gobierno de la ciudad», dice Alfonso Hernández. «Y la policía federal cobra renta por hacer la vista gorda y por dar pitazos. Cuando hay operativos, se llevan los artículos defectuosos. Es como con el narcotráfico: agarran a pequeños consumidores, y a los que venden grapas 24 horas al día no se les toca».
No siempre fue así. Con la llegada de artesanos del centro del país, que huían de la persecución religiosa desatada en los años veinte, Tepito se convirtió en un importante productor de calzado, ropa y reciclaje de electrodomésticos. La construcción, en la década de los cincuenta, de cuatro mercados (de comida, zapatos, varios y chácharas, es decir, antigüedades y artículos usados) confirmó al barrio como el principal núcleo comercial de la capital. Hoy el motor económico es el tianguis de 7.000 puestos, cada vez más empobrecido por la fayuca y «la comercializadora de don Roberto», como llaman a la mercancía robada. Las viejas casas de vecindad se han convertido en bodegas. La solidaridad se ha diluido en la frase «cada quién, su vida».
Los intentos por regenerar el viejo tejido del barrio no han prosperado. La gestión del PRD en la Ciudad de México ha sido, en opinión de Hernández, decepcionante. «Llegaron con mucha hambre. De muy jodidos se vieron en puestos de mando y se marearon. El nivel de corrupción es muy superior al de la época del PRI. Aquí prevalece la ingobernabilidad, y por eso ha crecido el narcotráfico y la piratería desborda ya los puestos de venta tradicional».
Pero los comerciantes de Tepito son, ante todo, pragmáticos. Han creado 62 organizaciones gremiales para dificultar el control policial y político. La mitad de ellas está alineada con el PRD porque es el partido al que las encuestas dan ganador, por lo menos a nivel municipal, el próximo 2 de julio. Y ahora las feroces lideresas del gremio, que eran priístas a muerte, pastorean a sus huestes a los mítines de Marcelo Ebrard, ex priísta igualmente y candidato a la alcaldía por el PRD. El fichaje más contundente del partido izquierdista ha sido el de María Rosete. «Rosete es la Juana de Arco de Tepito», sonríe Alfonso Hernández. «Se rompe la madre para defender las consignas que le den». Y eso en sentido literal. Las lideresas suelen resolver sus pugnas a bofetada limpia, como está mandado en Tepito. Pero a veces se van de las manos. El marido de Rosete pasó a mejor vida en uno de esos zafarranchos, de un balazo. «Donde ella aparece, hay hechos de sangre», comenta un vendedor.
«Nuestra dirigente nos convoca y nos pasa lista en la asociación. Si no vas, no trabajas. El otro día llenamos el estadio para escuchar a Marcelo», explica Rosa, junto a sus perfumes genuinos. En su puesto de madera se alinean Chanel, Cartier o Carolina Herrera. «Pruebe este. Huele lo que es a naranja», dice, rociándome con una peste dulzona procedente de un frasco de Guerlain. «Hay que esperar a que le baje el Ph, unos cinco minutos». Por 240 pesos, el producto es mío. ¿Pero son imitaciones, verdad? «No, no. Originalmente se fabrican en la Unión Americana, y luego dan patentes». Las letras borrosas y el plastificado chapucero confirman todas las sospechas. «Si lo usa y ya no le gusta, lo puede devolver si no estropea mucho el envase», insiste Rosa, que añora «la tranquilidad de los tiempos del PRI», pero aún no sabe a quién votará. «Todos son la misma papayada».
BUENOS AIRES, PARAÍSO DEL FRAUDE FISCAL
La agencia de recaudación emprende la batalla contra la economía informal
EL PAÍS, SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ – Buenos Aires – 23/03/2009
La Salada es probablemente el mayor shopping de América Latina. Con una característica muy especial: la mercadería que vende es, en su inmensa mayoría, ilegal, o por decirlo más suavemente, informal. Abre en las Lomas de Zamora (en el límite entre la ciudad de Buenos Aires y la provincia) jueves y lunes, entre medianoche y la mañana, mueve más de nueve millones de dólares (6,6 millones de euros) por semana y la visitan unas 50.000 personas por jornada, vecinos de Buenos Aires y su conurbano, o llegadas en auténticos y bien organizados tours de compras (de 150 a 200 autobuses que atascan la carretera de madrugada), desde todos los puntos de Argentina, e incluso de Brasil y Paraguay.
Allí se abastecen de todo tipo de indumentarias, discos, películas y productos de electrónica miles de ciudadanos de la provincia de Buenos Aires, pero también, y sobre todo, se distribuye el material que se venderá después en otras 300 ferias también informales. El problema no es tanto la ropa de marca falsificada, que es fácil encontrar, como que toda esta mercadería procede de fábricas clandestinas, con mano de obra en negro, y no paga impuestos. Incluso algunas fábricas legales producen una parte en negro y la desvían a ese segundo circuito. En ese sentido, La Salada (que tiene una página web) es un buen símbolo de la formidable evasión fiscal que sufre Argentina y del enorme tamaño que ha ido adquiriendo su economía informal.
El pasado domingo, Santiago Montoya, titular de ARBA (Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires) organizó un operativo: tres equipos de 70 inspectores (en su mayoría jóvenes estudiantes de Economía y Derecho), identificados con cazadoras blancas y provistos de formularios y cajeros móviles, intentaron controlar parte de los 6.000 puestos distribuidos en tres enormes galpones (Urkupiña, Punta Mogotes y Ocean) y de los varios miles que han surgido al aire libre, en la Ribera del Riachuelo, y que son todavía más territorio comanche.
Probablemente el despliegue tenía un objetivo más mediático que real: los jóvenes inspectores, acompañados por Montoya y una decena de periodistas y cámaras de televisión, no pudieron casi asomarse a Punta Mogotes, donde nos recibieron con piedras y huevos, y es muy probable que incluso en Urkupiña, donde los administradores legales, más listos, desplegaron su propio cuerpo de seguridad para evitar incidentes, las investigaciones sobre la procedencia de la mercancía o las incautaciones de material fueran pocas. Pero la operación tenía importancia por su repercusión mediática. Desde que se creó ARBA, Montoya despliega una formidable actividad en todos los puntos de la provincia de Buenos Aires (algo así como el tamaño de Chile dentro de Argentina) para luchar no sólo contra los casos concretos de evasión fiscal, sino también contra la cultura de la evasión. «De Montoya no te escapas», sería su eslogan favorito.
«Yo intento hacer cumplir la ley en una sociedad acostumbrada a no cumplirla y a que se le permita no cumplirla», explica Montoya. El director de ARBA maneja datos como mazazos: el 40% del empleo no está declarado, hay un 40% de evasión fiscal en el sector agropecuario, un 54% en la industria, un 73% en la construcción. La media se calcula en un 39,52%. En La Salada, Montoya se enfrentó a quienes protestaban: «Muchacho, tú estás trabajando aquí por una miseria, y si te caes, no hay ni un dispensario. Son otros los que hacen el negocio, ¿no lo entiendes? Tienen que pagar para poder arreglar la barriada, poner escuelas, médicos, policías… ¿de dónde te crees que va a salir el dinero?». El que más protestaba se limitó a contestar: «Ahora no es el momento, con la que se nos viene encima». «¿Y cuándo crees tú que será el momento?», retrucó el director de ARBA.
«Un argentino que tenga 60 años ha vivido como poco una crisis cada cinco», explica Santiago Montoya. «Pero las sociedades tienen vocación de orden, y puede terminar vitoreando a mis inspectores siempre que les considere profesionales y siempre que hayan demostrado que son capaces de ir por quien más tiene antes que a por el más pequeño».
Montoya es muy directo: «Buenos Aires es la locomotora de este país. Si no tira, Argentina no marcha. Brasil sabe el valor de los distritos más dinámicos y cuida São Paulo. Aquí, no. Aquí hay una deuda social con esta provincia». «Claro que el conurbano es una zona de economía informal», admite. «Son ocho millones de personas que no se sabe de qué viven, pero que condicionan la vida política del país con sus votos. Los intendentes son, en el fondo, gente con capacidad para tener a esos ocho millones de personas viendo la televisión y no protestando. Viven del aparato del intendente, y eso es clientelismo. Todos los saben, pero no saben cómo resolverlo».
Montoya cree que el remedio está en combatir la informalidad, lograr que se cumplan las leyes fiscales: «Tendría», dice, «un efecto paradigma sobre todo el país. Crédito político». Antes de despedirnos, el director de ARBA lanza otra cifra: «En este país se declaran 600.000 toneladas de capturas de pesca, el 60% en provincias y el 40% en Buenos Aires. Pero si usted suma el consumo y las exportaciones salen 900.000 toneladas. ¿Dónde se descargaron?».
EL PAPEL TOXICO
La administración de Obama debe hacer frente a un problema que ha desafiado los mercados emergentes durante años.
Por Hernando De Soto, Publicado el 21 Feb 2009; Newsweek, 2 de marzo 2009
Wall Street juzgó con dureza las propuestas para salvar los bancos del país hechas por el Secretario del Tesoro de USA Timothy Geithner. Se suponía que sus comentarios televisados a mitad de febrero deberían tranquilizar a los espectadores explicando el plan de la administración de Obama para fijar los mercados financieros, pero los mercados se desplomaron al tiempo que él hacía la declaración. Sin embargo, Wall Street se equivocó. La falta de detalles en la presentación de Geithner no tiene importancia ahora. Es más importante el hecho que la administración al final se ha fijado en cuál es la primera causa de la crisis económica actual: trillones de dólares de “papel tóxico” en las cuentas de resultados de las instituciones financieras. Este papel venenoso está asustando a potenciales inversores a quienes les faltan los medios para comprender lo que este papel puede significar, cuánto hay, quién lo tiene y quién puede ser un riesgo excesivo. Finalmente, los que marcan la política en la Casa Blanca parecen estar atacando al enemigo real, la alteración de los documentos financieros legales que representan valor, que permiten que se transfiera y avisan del riesgo.
Mira alrededor: todo lo que tengas de valor económico –los títulos de casa, coche, hipotecas, cuentas corrientes, acciones, contratos, patentes, préstamos de otras personas (incluyendo derivados)– está documentado sobre papel. Uno puede tener, transferir, valorar y certificar el valor de estos haberes solo a través de documentos que han sido autentificados según las reglas de un sistema global de procedimientos y normas. Asegurar que la relación entre estos documentos y cada uno de los bienes que representan nunca será alterado requiere un sistema formidable de derechos de propiedad legal. Este sistema produce la confianza que permite que el crédito y el capital fluyan y los mercados funcionen.
Es mediante el papel como conocemos y nos conectamos a la economía global. Es imposible llevar a cabo negocios a nivel nacional –no te preocupes ahora del mercado globalizado– sin documentación legal fiable. Sin embargo esta red de confianza mundial está cayendo estruendosamente. En recientes años los gobiernos han rebajado el papel permitiendo de manera descuidada que el mercado fuese inundado por instrumentos financieros derivados de hipotecas malas, nominalmente valoradas en unos $600 trillones o más –dos veces más que el papel legal del resto del mundo, aunque represente efectivo, valores financieros tradicionales, o propiedad tangible o intangible.
La apabullante cantidad de estos documentos y el hecho de que estén tan enredados y mal registrados, hace difícil determinar cuánto hay, qué vale y quién lo tiene. Dado que el volumen de estos derivados hace empequeñecer todo el demás papel, el desastre está también socavando uno de los mayores logros de la ley de propiedad: el poder identificar y aislar con precisión cada bien, cada interés particular sobe ese bien. Pues, el fallido de un escuálido 7 por ciento en las hipotecas subprime financiadas en papeles o aseguradas por derivados –tal vez solo unos pocos cientos de billones de dólares en papel tóxico– está rebajando el resto del papel económico y contaminando a toda la economía. Porque la confianza atañe a todos. Se expande en todas direcciones por encima de las burbujas locales, tanto si se trata de viviendas subprime o dotcom. Y entonces es posible encontrarse cara a cara con la peor recesión en la historia moderna.
Las autoridades estadounidenses y europeas encuentran difícil creer que la causa fundamental de la recesión podría ser un sistema legal mal documentado o “empapelado”. Pero en los mercados emergentes, como del que yo vengo, la importancia del papel es bastante obvia. La mayoría de nuestra gente es pobre y vive en la anarquía de la economía en la sombra, en la que sus bienes y contratos quedan cubiertos por papel (documentos) endémicamente tóxicos: no registrados, no normalizados; difíciles de identificar, difíciles de localizar, y de un valor real tan opaco que las personas normales no pueden edificar confianza o crédito, los unos con los otros, o ser fiables en los mercados globales. Así que cuando veo esta recesión que ha comenzado en Occidente –disparada por el papel tóxico– me siento como en casa.
El reto principal para Obama y Geithner es restaurar la confianza en el principal vehículo de crédito –no el dinero que sabemos como controlar, sino papel que claramente no sabemos controlar. La mayor parte del crédito disponible se compone de documentos de propiedad tales como hipotecas, bonos y sus derivados, todo aquello que no es dinero propiamente dicho pero que tiene algunos de los atributos financieros del dinero –lo que los economistas solían llamar “moneyness” (grado del dinero). Para evitar la alteración del papel y darle su valor adecuado, la administración Obama tiene que echar mano de las reglas bien probadas para asegurar la credibilidad del papel.
Entre estas reglas: que los derivados distribuidos de manera aleatoria por el universo de miles de tipos idiosincráticos de documentos opacos tienen que clarificarse, clasificarse, normalizarse y ser registrados en registros públicos, como todos los documentos de propiedad. La ley tiene que tener en cuenta externalidades – como todas las transacciones financieras afecta partes externas, interesadas (el principio legal intemporal de erga omnes, “hacia todos”, que se desarrolla bajo una ley de propiedad para proteger a terceras partes de las consecuencias negativas de transacciones secretas urdidas por aristocracias que no rendían cuentas a nadie más que a sí mismas).
Es más, cada transacción financiera debe estar ligada a la realización del bien originario, certificando que la cantidad de la deuda asegurada en base al bien no llega a estar peligrosamente “desproporcionada” con los bienes que garantizan la deuda –la mayor causa de la recesión, según el economista John Kenneth Galbraith. Y los bienes pueden continuar siendo movidos y re-empaquetados– pero solo para mejorar el valor del bien original. Finalmente debe reconocerse que la claridad y precisión son indispensables para crear crédito y capital a través del papel.
Este es el criterio para clasificar (identificar y quitar) los bienes tóxicos y evitar que cualquier contagio futuro pueda causar otra recesión. El equipo de Obama también tendrá que educar a aquellos que se empeñan en la esperanza de que el mercado actual terminará por arreglar las cosas –que solo se necesita recapitalizar los bancos, supervisión más estricta e inyectar dinero a la economía. Eso no bastará. Los mercados legales modernos solo funcionan si el papel es fiable y la gente tiene acceso a crédito y a información explícita. “Dejad que el mercado haga su trabajo” ahora, de hecho quiere decir “dejad que la economía a la sombra haga su trabajo”. Sin embargo, los más beneficiados de la economía a la sombra son los capitalistas buitre y los tiburones prestamistas que devoran productores con buen historial crediticio pero sin crédito.
Otro reto que aguarda a Obama es que muchos de los involucrados en resolver la crisis ahora alegan que es prácticamente imposible identificar y valorar todo el papel tóxico que ahora figura en los libros de las instituciones financieras. Sin embargo, en el pasado los abogados estadounidenses y europeos y los burócratas han demostrado ser brillantes en aislar el papel tóxico, tanto si se refiere a deudas incobrables, títulos confusos o legislación opaca. Han desenmarañado títulos de después de la fiebre de oro de California, recogido los trozos del orden precapitalista europeo, convertido los enclaves feudales japoneses a la economía de mercado que siguió al fin de la II Guerra Mundial, y a la reunificada Alemania después de la caída del muro de Berlín. Ese es el proceso de la continua desintoxicación del capitalismo. Y aun hoy estamos trabajando duro también en los países en desarrollo, buscando papel tóxico en nuestra en nuestra economía en la sombra –títulos informales, licencias, contratos, blanqueo de dinero y documentos de identidad– en un esfuerzo para llevar a sus gentes al flujo de la corriente principal.
El plan de rescate de Obama también tiene que reconocer que los gobiernos ya no pueden delegar las soluciones exclusivamente a los especialistas financieros que operan dentro del contexto limitado del mercado de derivados. Tal como está ahora, la ley que gobierna los derivados no tiene la normalización requerida para mantener el papel atado a la realidad, los indicadores para evaluar el daño ni las herramientas para desentrañar los crecientes conflictos de interés ente los tenedores de papel de derivados y el resto de la sociedad. Ni tampoco tiene la comunidad financiera la inclinación, los incentivos ni el interés económico para llevar a cabo un trabajo tan “pesado-y-sucio”.
Siempre ya sido el papel del gobierno establecer las normas, fijar y hacer cumplir los pesos y medidas, mantener los registros y poner a toda economía en la sombra bajo el imperio de la ley. Escapar de esta recesión requiere restablecer el orden, precisión y confianza en el documento financiero. Eso será un reto legal y político amedrantador. Pero tomar las decisiones difíciles sobre cómo localizar, evaluar y aislar el papel tóxico, y averiguar quien pagará la cuenta de las pérdidas –ciudadanos con sus impuestos, bancos o buitres capitalistas– será más fácil cuanto antes se den cuenta los políticos que la alternativa podría ser el colapso del propio sistema que ha generado la mayor prosperidad en la historia –y de que se liberen todos los demonios del infierno.
De Soto es el autor de “The Mystery of Capital” y aconseja a gobiernos sobre la formación de mercados inclusivos en todo el mundo.
SLUMDOGS VS. MILLIONAIRES
¿Qué tienen en común los ejecutivos de Wall Street con la gente más pobre del mundo?
Muchísimo. Aunque es difícil de creer, los financieros vestidos de Gucci de Wall Street, tienen realmente algo en común con los vagabundos de Kenya y Mumbai en este momento; se encuentran inmersos en economías en la sombra, donde los hechos básicos como quién tiene algo son imposibles de determinar. Esta opacidad, según afirma el economista peruano Hernando de Soto, es la raíz de la continuada caída del crédito que atenaza New York, Londres y otras capitales financieras, así como un hecho básico de la vida para la mayor parte del mundo en desarrollo.
NEWSWEEK: Tu bestseller, El misterio del Capital, aborda la idea de los derechos de propiedad y su impacto sobre el desarrollo económico.
Hernando de Soto: Lo que hace posible una economía de mercado es que la gente es capaz de encontrar datosos sobre los otros y sus empresas a pesar del hecho de que no exista contacto físico directo. Así que la pregunta es, ¿cómo llegas a saber cosas, dónde obtienes los datos? Y averiguarás que la mayor parte de los datos que quieres saber están en los papeles de la propiedad. Una de las cuestiones que los países en desarrollo echan de menos es que la mayor parte de sus empresas no están realmente registradas como propiedad.
Y la manera más simple con que esta idea toma forma es que mucha gente pobre en el mundo en desarrollo no tienen escrituras de propiedad sobre sus casas.
No tienen registro de propiedad. Realmente pueden tener una escritura de propiedad, pero no está en el sistema de información, de modo que no puedes leer sobre él.
Así que este conocimiento sobre qué pertenece a quién no está estandarizado.
No está estandarizado ni distribuido. Puedo tener aquí un manuscrito que puede decir –del Rey de España- que desde que los españoles llegaron al Perú, soy propietario de esta tierra. Pero puede que no se sepas a menos que lo registre.
¿Por qué es tan importante la propiedad?
La propiedad significa que tengo algo que perder. Si eres banquero, que puedes tener daños colaterales; también que tengo crédito, por lo que puedes darme crédito. Cuando piensas sobre ello, tanto si es propiedad, crédito, capital o aquello con lo que se le identifica, ninguna de las cosas que hacen posibles una economía moderna lo son sin la propiedad.
¿Cómo se relaciona esto con la crisis financiera?
La enorme cantidad de derivados que se han derramado en el mercado -hay cerca de $600 trillones de estos papeles alrededor, que no están formalmente registrados global o centralmente, o de una manera que permita empezar a cuantificarlos. [el antiguo chairman del SEC, Christopher] Cox pensaba que la parte tóxica de estos bienes estaba entre $1 trillón a $2 trillones. [el secretario del tesoro, Timothy] Geithner nos dijo que quizás entre $3 ó $4 trillones. Nadie lo sabe realmente, de modo que [han creado] una economía informal o clandestina. Este papel sin identificar es la raíz de la incertidumbre y la contracción del crédito.
Entonces están sin identificar, como lo está la propiedad en, digamos, un slum o arrabal en Perú o en África.
Correcto. Hemos trabajado en lugares como Tanzania, Egipto y Etiopía. Cuando visitas una casa, allí no encuentras su justificación documental en los libros; en otras palabras, no es información disponible de una forma centralizada. Cuando hablas de economías clandestinas en muchos lugares, no es sólo la de los gangsters. Son también economías que son legales en todo excepto que el papel legal, el cual respalda la propiedad o evidencia de algo que existe, no está ni fácil ni públicamente disponible. Eso crea la sombra.
¿Se han convertido las hipotecas subprime en una economía en la sombra?
Las hipotecas subprime no son una economía fantasma. Pero lo que ocurrió es que muchas de esas hipotecas fueron reconvertidas en seguros. Entonces fueron convertidos en obligaciones de deuda colateral, y algunas de esas hipotecas fueron divididas y colocadas a trozos. Cuando algunas de esas hipotecas se dispararon y la gente empezó a no pagarlas, ocurrió que muchas de las garantías a ellas asociadas comenzaran a fallar. Pero cuando intentas averiguar y rastrear quién es el último responsable de ese papel, no lo puedes encontrar. Esa es la parte del mercado que se ha vuelto sombra.
Entonces, básicamente los derechos de propiedad mal definidos en el sector de las hipotecas subprime causaron un hundimiento. ¿Sucede igual con los países en desarrollo?
Sí. Esperamos que esta sombra sea una situación temporal en los Estados Unidos y en la Europa Occidental. Y pasará en un año o en diez, pero pasará. Esta situación, temporal, que se da en los países desarrollados, es sin embargo crónica en los países en desarrollo. Estamos siempre en situaciones de quebranto de los créditos –porque nunca sabes quién tiene qué, nadie se arriesga a prestar nada a nadie. Llevar la ley a los mercados emergentes es probablemente la medida más importante que se pueda tomar para ayudar a estos países a enriquecerse. Mira a Irán, Corea del Norte, están construyendo plantas nucleares. Mira las computadoras, las están construyendo en el Norte de la India. La cuestión no es la expansión de la tecnología. Todos podemos acceder a ella, pedirla prestada, comprarla o robarla. La cuestión es cómo consigues un sistema legal que permita a las personas cooperar para crear objetos y sistemas más complejos.
Así que en este momento, un banquero de Wall Street con un traje de $10,000 se encuentra básicamente con el mismo problema que los habitantes de las chabolas de Nairobi han tenido durante décadas o aún más tiempo.
Por supuesto. La diferencia, sin embargo, es que en Nairobi aún están intentando comprender que un sistema de propiedad es lo más conveniente para hacer cosas. En los Estados Unidos, cada terreno, cada casa, cada carro, cada avión, cada guión de película está escriturado, registrado, y descrito. Sólo hay algo que no está registrado de esta manera en los Estados Unidos, y esto son los derivados. Tan sólo hablamos de un 7% del mercado de las subprime como fallido y sin embargo son las que están causando una terrible contracción en la economía. No estás consiguiendo crédito porque no sabes qué es, ni dónde está ni a quién pertenece (el fallido 7%).
¿Cuál es la respuesta?¿Cómo asignar “derechos de propiedad” a los derivados?
Los bancos y propietarios tenedores de todos estos instrumentos han de informar sobre ellos de modo que el gobierno y el público sepan quién posee qué y dónde. Una vez se haga la luz, se sabrá quién es solvente y quién no. Será posible mantener un debate claro sobre a quién ayudar o a quién no. Se tendrá una idea mejor de las consecuencias de hacerlo o no hacerlo. Ahora mismo se habla de todo esto, pero todavía faltan los datos. De modo que lo primero a hacer es que la ley exija a esa gente esta información.
Suena tan sencillo cuando lo dices así, pero pienso que hay intereses que impiden que eso ocurra.
Estoy seguro que hay intereses. La creación derechos de propiedad en los Estados Unidos [fue mucho más fácil] porque muchas de las tierras, los bienes, los bosques y las áreas rurales realmente no pertenecían a nadie, o pertenecieron a los nativos o a los mexicanos. Pero en Inglaterra (Britain) aquellos que eran propietarios fueron capaces de resistirse al registro durante parte del siglo XIX. Incluso argumentaban que el conocimiento público de quién poseía qué podría eventualmente atraer secuestradores o algo por el estilo. Y lograron apartar esa luz [hasta 1925]. El hecho es que una economía de mercado funciona con información. Si no tienes los datos, no tienes un mercado y no tienes justicia.
¿Hemos olvidado eso en Occidente?
Se dice que Einstein dijo una vez”¿Qué sabe el pez del agua en la que nada?” Uno tiene que ser un ser humano y mirarlo desde fuera. Entonces se comprende porqué el pez vive donde lo hace. Así que pienso que lo ocurrido es que los occidentales llegaron a los derechos de propiedad bien pronto, hará unos doscientos años. Si eres Americano, y has crecido acostumbrados a ello, eres el pez en el agua.
«NO PODEMOS COMER PIEDRAS»
Más de 350 personas marchan para pedir la despenalización del ‘top manta’
EL PAÍS. REBECA CARRANCO – Madrid – 13/02/2009
A las ocho de la noche de ayer, Lavapiés estaba más lleno de inmigrantes que nunca. «Y seríamos más si la policía no hubiera empezado a limpiar la calle antes de la marcha. Muchos se han quedado en casa por miedo a que les detuvieran», afirmó Seriñe.
A las ocho de la noche de ayer, Lavapiés estaba más lleno de inmigrantes que nunca. «Y seríamos más si la policía no hubiera empezado a limpiar la calle antes de la marcha. Muchos se han quedado en casa por miedo a que les detuvieran», afirmó Seriñe. Él es de Sena, por Senegal, como la mayoría de los reunidos. Más de 350 personas marcharon desde la plaza de Lavapiés hasta Sol para pedir la despenalización del top manta, la excarcelación de los manteros que están cumpliendo condena por este delito y papeles para todos. Una protesta que convocaron la Red de Apoyo Ferrocarril Clandestino y la asociación de Sin Papeles de Madrid.
Muchos se desgañitaron ayer, bajo el lema Sobrevivir no es delito. Entre ellos, Moru, de 22 años. Lleva dos años en España, buscando en qué ganar dinero. «No podemos comer piedras», dijo. En Senegal trabajaba de electricista y de albañil. Aquí ha podido ganarse las lentejas alguna vez en lo mismo, pero en contadas ocasiones, porque no tiene papeles. Aun así, no quiere volver a su país. «Sería perder el tiempo», aseguró, tratando de hacerse oír entre los gritos de «Si no vendemos, con qué comemos» o el clásico «Papeles para todos», que coreaban tanto inmigrantes como numerosos españoles que se unieron a la causa.
Moru por ahora no ha recurrido nunca al top manta. Moar, en cambio, sí. Tiene 27 años, y en sus dos años y medio en España ha trampeado como ha podido para sobrevivir. «He trabajado en la fresa, en Almería, pero ahora estoy parado», reconoció, medio en español, medio en francés. En Madrid, ha vendido CD y películas por unos pocos euros. Un trabajo que resume con una frase: «Dos personas para una sola manta, y correr mucho, con la policía detrás». Él tampoco está dispuesto a irse del país. Quiere quedarse en España para «luchar» por su vida.
La marcha acabó a las nueve y media en Sol sin incidentes. En la actualidad hay 62 presos en España y más de 100 causas abiertas por reproducción, plagio o distribución de obras con autoría registrada, delito que, según el Código Penal, puede suponer hasta dos años de prisión y de 12 a 24 meses de multa.